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a lo largo del siglo XX distintas reformas de mejora y de composición florística pero siempre manteniendo el predominio de los Laureles de Indias que hoy constituyen junto a palmeras canarias, flamboyanes y jacarandas algunos de los elementos dominantes de las grandes arterias de la ciudad.
El 20 de marzo de 1886 llega a Santa Cruz el súbdito británico Charles Edwards. Por aquellas fechas, tras la crisis de la cochinilla, co- menzaron las visitas turísticas de viajeros europeos, principalmente británicos. Puede considerarse esta década como el inicio del ciclo turístico en la economía canaria.
En su documentado libro titulado “Excursiones y Estudios en las Islas Canarias” publicado en 1888 escribe sobre Santa Cruz: “La alameda de Santa Cruz es un pequeño pedazo de bosque situado en medio de la ciudad. Aquí puede el botánico probar su erudición con casi seguro desconcierto. Junto a palmeras datileras y reales, encontrará laureles de indias tan altos como casas y muchas otras plantas propias de los trópicos creciendo en su elemento, en esta seca y cálida temperatura atmosférica que no conoce temperaturas inferiores a los 30o F (10o C). Sin duda el viajero se refiere a la Plaza del Príncipe y finaliza con la siguiente reflexión “...la familiaridad que los canarios adquieren hacia una vegetación tropical como la que ven en las alamedas en alguna medida contribuye a que su expatriación tan común en este tiempo les resulte menos dura y molesta”. No me resisto en transcribir el siguiente comentario entresacado del relato del trayecto entre Santa Cruz y La Orotava: “Sin embargo, son los montes de Anaga la suprema belleza de Santa Cruz. Su verdor resultaba exquisito esta mañana primaveral...”
Al comenzar el siglo XX la antigua carretera hacia La Laguna, actualmente Rambla de Pulido recién inaugurada disponía de un anden cen- tral bordeado de álamos blancos y dos calzada laterales empedradas .
Por el poniente de la ciudad a partir de los años veinte del siglo pasado había surgido el barrio de los hoteles, alrededor de la recién creada Plaza de los Patos (1913-1917) y la Iglesia anglicana de San Jorge consagrada en 1914. Ambas instalaciones desde entonces mantienen su espacio ajardinado así como, los numerosos edificios de estilo eclético con sus respectivos jardines, salvados de la piqueta demole- dora de los tiempos actuales.
Un inmenso solar de 15 fanegadas limitado por el Camino de los Coches, el Camino de Tierra y las calles de Numancia y Los Campos se convertiría, gracias a una iniciativa popular largamente sostenida y a la gestión final y decisiva del gran alcalde Santiago García Sanabria en 1924-25, en el emblemático Parque Municipal de Santa Cruz.
Frente a la desembocadura de la calle O’Donnell, había una era presidida por un corpulento tamarindo que en la actualidad sigue vivo en medio del paseo lateral de la calle de Numancia. Una de las joyas más antiguas de la flora forestal de la ciudad.




























































































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